Ya he expuesto en más de una ocasión en este blog la importancia que la educación nutricional tiene en la adquisición de unos correctos hábitos de alimentación, que posibiliten un óptimo crecimiento y formen parte de unos hábitos de vida sanos.
En la educación de los más pequeños se presta atención a todos los aspectos que tienen que ver con su desarrollo intelectual, físico y emocional. La alimentación debe también enseñarse y no quiero con esto decir que deba hacerse exclusivamente en las escuelas, sino que debe enseñarse, se le debe prestar la atención que merece. Porque inevitablemente, a comer se aprende. Y de cómo se coma dependerá en gran parte el desarrollo del individuo y tendrá repercusión irremediable en su vida adulta. Por ello es importante tomar conciencia de la importancia que tiene la educación alimentaria, de ahí que el lema de este año de “enseñar a comer es enseñar a crecer” adquiera todo el sentido si lo pensamos detenidamente.
Aprender a comer es aprender a crecer sin duda alguna, porque los hábitos de alimentación se irán adquiriendo a lo largo de la vida y empezarán en la más tierna infancia, de cómo estos se consigan afianzar en la persona dependerá también gran parte de su crecimiento y no solo físico.
En la actualidad nos encontramos en un punto de inflexión importante en lo que a la alimentación de los más pequeños se refiere. El año pasado se publicó al fin la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en el que se incluye un Capítulo referente a Alimentación saludable, actividad física y prevención de la obesidad. El hecho de que una Ley contemple creo que es síntoma de que son aspectos de importancia y sobre todo, el hecho de regularlos indica que no se están haciendo las cosas todo lo bien que debieran.¿No creéis?.
Desde hace ya algunos años está funcionando la Estrategia Naos, estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad. Llevan funcionando desde el año 2005 y aún queda camino por recorrer para conseguir los objetivos.
Os dejo aquí la pirámide NAOS en la que vemos cómo se debe combinar alimentación y actividades a lo largo de la semana (diariamente, varias veces en la semana y ocasionalmente).
Viendo encuestas de población por rango de edad (2 a 17 años), sexo e IMC vemos cómo se han producido cambios significativos aumentando significativamente los valores de sobrepeso y obesidad. Y esto solo debemos interpretarlo como un aviso, un letrero grande y luminoso que nos dice que no se están haciendo bien las cosas, que se debe de cambiar la tendencia. ¿Por qué? Porque el sobrepeso y la obesidad, si algo traen son consecuencias negativas para la salud. Por tanto, han de ser tendencias a evitar. Y la mejor manera sin duda alguna de hacer que esta tendencia pare y volvamos a mayoría de menores en normopeso que se traducirá en mayor cantidad de adultos en normopeso, es la educación nutricional. Hay que enseñar a comer, porque aprender a comer es aprender a crecer.
¿Y cómo se aprende? Pues de lo que se enseña, sea con palabras y sobre todo sea con hechos, que sin duda es el mejor aprendizaje y para esto debe estar la escuela y la casa.
No voy a entrar en el consabido tópico de que se “hay que comer de todo” porque este todo estará influenciado por nuestra localización y cultura. Pero sí mantengo que hay que comer variado. Es fundamental que los niños vayan entrando en contacto con los diferentes alimentos de manera paulatina y sin presiones. Cierto es que hay niños que tienen más apetito y aceptan todo de bien grado y otros en cambio, más inapetentes y para los que el tema de la comida puede ser una verdadera odisea.
Mi consejo es que puesto que alimentarse les acompañaré toda la vida, como padres, cuidadores y educadores, qué mayor satisfacción de que aprendan a alimentarse adecuadamente. Se deben inculcar los principios de la alimentación saludable de manera temprana, siendo constantes y dando ejemplo. Aprendiendo de la visión del niño y acercándonos a su mundo, ayudándoles en el proceso de aprendizaje que supone también la alimentación. Para esto seguro que muchos de los que me leáis tenéis unas cuantas anécdotas de todo tipo. Lo que sí os digo, por lo que he observado y por lo que recuerdo (que también fui niña), es que hay que explicar las cosas, no vale con decir esto se come porque yo lo digo o al revés. Igual que tampoco se debe entrar en polémicas ni chantajes con la comida (en eso supernanny da lecciones en cada programa).
Hay que conseguir que vayan entrando en contacto con los diferentes alimentos, para ello es importante que les dejemos también participar en la compra, preparación y manipulación. Aunque ensucien, tienen que aprender y sus sentidos son la mejor herramienta, por eso hay que dejarles. Hay que enseñarles también como ya he dicho con el ejemplo y también hay que saber respetar sus gustos. Sí, sus gustos, que no sus caprichos. Darle a la comida siempre un valor positivo y ser capaces de guiarlos hacia los alimentos más saludables frente a los menos saludables.
Como último apunte, no quería dejar de comentar en este punto lo que he aprendido de la experiencia de diseñar menús infantiles y poder hablar con los educadores y padres. En ocasiones es habitual que el niño coma perfectamente en la escuela y en cambio en casa se niegue a comer incluso cosas que come perfectamente en la escuela. ¿Qué hay en la escuela que puede no haber en casa? Pues hay disciplina, hay rutina, hay ejemplo de los demás niños y sobre todo saben cuál su sitio y no necesitan demandarlo de otras maneras, entre ellas haciéndose notar con la comida, momento en que tienen a los papis súper pendientes de ellos y ahí sí que está la perdición.
Os animo desde aquí a los que estéis en esta lucha con los pequeños que no tiréis la toalla, que veáis lo importante que es y que sepáis que es posible, se puede conseguir que prueben alimentos, algunos les gustarán y otros no, pero no pasa nada, los gustos también cambian y no hay que poner el grito en el cielo.
A la mesa hay que sentarse con calma y hay que disfrutar de la comida, los pequeños y los grandes. Tenemos muchas oportunidades para practicar, así que os animo a que os pongáis a la tarea y me contéis que lo habéis conseguido. Porque tenedlo claro, aprender a comer es aprender a crecer.
Salud!
Bravo Fátima!
ResponderEliminarGracias Lucía. El tuyo también está muy bien! Hasta no publicar el mío no he querido leer ninguna entrada para no dejarme influcenciar sin querer ;)
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