Hola de nuevo. Hoy os traigo un post navideño, pese a que no viene adornado con copitos de nieve, ni papa noeles, ni similares. Navideño porque os voy a hablar de una de las cosas más comunes en estas fechas. Los atracones. Digo comunes, en la mayor parte de los hogares.
Recuerdo de mis tiempos de estudiante y trabajadora a tiempo parcial en un establecimiento de alimentación, que le temíamos a diciembre, parecía que se acababa el mundo, todo el mundo cogiendo provisiones y malo como hubiera algún festivo que se tuviera que cerrar, al día siguiente había hasta cola antes de abrir. Creo que esta vorágine consumidora ha bajado un poco la fiebre, pero sigue. Llegando estas fechas hay que preparar y poner y guisar y comer.
En mi opinión esto es estupendo. Es momento de disfrutar con la familia, con quienes queramos y por qué no, la comida también es una forma de celebrar y por ello en estos días se ponen excelentes manjares en las mesas.
Lo malo viene cuando ya se acaban todas las sobras (que en mi casa suele ser tres días después, dadas las cantidades...) o cuando aún teniéndolas hay que depurar un poco el cuerpo. De pequeña recuerdo estas fechas como eso, comer y comer, cosas además que no se hacían el resto del año. Y casi que enlazaba los días de nochebuena y navidad con fin de año y año nuevo, en mi mente de niña era genial la de cosas todas riquísimas que se ponían en casa en esos días. En aquellos tiempos mozos mi cuerpo lo aceptaba todo sin remilgo alguno y pasaban reyes como antes de empezar, pero desde hace unos años esto no es así, y hay que controlarse vaya a ser que lleguemos a enero con una "supercurva" navideña. En mi caso, me dí cuenta de que las cosas tenían que cambiar el día que no me apetecía seguir glotoneando y me apetecía -oh cielos!- una ensalada.
Os cuento esto a modo de anécdota porque mantengo la hipótesis de que el cuerpo nos habla, en su lenguaje, pero que tenemos que aprender a escucharlo. Y mi consejo de la semana navideña, un día antes de que nos "toque la lotería" o "demos gracias por la salud", es que comamos con cabeza y sobre todo, que entendamos que tras un exceso hay que depurar un poquito, dejar al cuerpo descansar. ¿Y cómo se hace esto?
Pues se hace dando tregua. Os aconsejo que si no tenéis ningún problema de salud que lo contraindique, que os déis el gusto con la comida el día que toque, pero los días siguientes rebajéis un poco la ingesta y sobre todo os decantéis por alimentos que ayudan a depurar el organismo. Estos son fundamentalmente las frutas, verduras y hortalizas. Grupos de alimentos de bajo poder calórico y que nutricionalmente nos van a aportar agua, vitaminas, minerales y fibra. Nutrientes que nos van a ayudar con la diuresis, la función hepática y el vaciamiento intestinal y gástrico. Es habitual que tras atracones apetezcan este tipo de alimentos, además de caldos bajos en grasas. Igualmente para rebajar un poco los efectos de la posible resaca, os aconsejo alimentos ricos en vitamina C (las naranjas casualmente, están ahora de temporada).
Como colófón a este post "navideño", me da penita no poder mostraros alguna receta suculenta, pero de momento voy de invitada y solo hago postres y aperitivos (que aún no he hecho). Pero eso no quita para que os pueda enseñar blogs de primerísima categoría que sí que andan estos días cargados de ideas. Enlazo solo algunos de los que últimamente he visto y que tengo en twitter pero os aseguro que hay muchísimos:
El blog de webos fritos
Recetas de rechupete
La receta de la felicidad
Canecositas
Comoju
Las recetas de mamá
Los deseos del paladar
El recetario de Mari
Food & Cook
La parroquia 2.0
Cucharón y paso atrás
Javirecetas
Chafardeando en la cocina
Comer y cantar
Pepacooks
En la cocina de Pozu
Tentaciones
Mercado Calabajío
Con Delantal
Lazy Blog
El cocinero fiel
Pepekitchen
Espero que entre todos estos encontréis alguna idea de receta navideña.
Lo dicho, que paséis unas FELICES FIESTAS y que disfrutéis comiendo. Pero que no olvidéis que tenemos que cuidarnos aunque sea navidad.
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