Hoy os traigo una receta dulce muy especial. Y lo es porque para empezar no habría sido posible si mi amiga Verónica no me hubiera dado la masa madre allá por el pasado mes de julio con sus mejores deseos de Salud y Suerte, los mismos que le habían dado a ella al darle igualmente la masa madre. Lo gracioso del asunto es que me lo dio con la advertencia de -"si a mí me ha salido, a tí fijo que te sale"- y mira tú por dónde que no me salió nada decente hasta la tercera vez, por unas cosas y otras... pero por ejemplo de uno de esos intentos aún hay restos en un lugar inaccesible de la puerta de mi horno, que me hace recordar cada vez que lo abro esa primera vez. Entre eso y que la masa aún está viva y en perfecto estado de "salud" estoy llenita de deseos de salud y suerte! que dicho sea de paso, deseo compartir así que estoy abierta a peticiones.
Pues ahora entrando en materia os contaré cómo va este bizcocho y cómo es eso de la masa madre. Para quienes no sepáis que es eso de una masa madre, es una masa que mantiene una población de levaduras que le otorga a la preparación unas propiedades fundamentales en sabor, olor, textura y también en valor nutricional ya que estas levaduras habrán fermentado los ingredientes que le añadimos de manera que sacarán de estos nutrientes a los que no tendríamos acceso si no están las levaduras de por medio. (Nota: explicación para entendernos, no de rigor científico). Las masas madres actúan como levaduras naturales en las fermentaciones este tipo de preparaciones, así como de los panes elaborados de manera tradicional (en el caso del pan, su masa madre es diferente a esta).